Los pavimentos de La Pedrera
Antoni Gaudí innovó en el trabajo ornamental del mosaico hidráulico y del parqué, en la Casa Milà.
A finales del siglo XIX se popularizaron en Catalunya los pavimentos de pequeñas piezas de cerámica, para sustituir las baldosas de barro cocido que se habían utilizado hasta entonces. Con estas pequeñas piezas de cerámica trabajó el arquitecto Antoni Gaudí, hasta que descubrió el mosaico hidráulico, que le permitió diseñar auténticas alfombras pétreas de colores.
Gaudí comenzó a diseñar unas piezas de mosaico hidráulico para la Casa Batlló pero, debido a la tardanza en la fabricación de Escofet y CIA por la complejidad del diseño, las terminó colocando en la Casa Milà (La Pedrera).
Con esta pieza hexagonal, el arquitecto creó una composición decorativa gracias al dibujo en relieve del pavimento y el color verde nefrita. Son necesarias un total de siete piezas para leer las alegorías al mundo marino, en las que podemos reconocer la rotunda espiral de un ammonites, una estrella de mar del tipo ofiroideus y el triangular despliegue de un alga, perteneciente quizá a la familia del sargassum.
Las baldosas de Gaudí forman parte de un sistema ornamental de inspiración naturalista y fueron colocadas en las habitaciones secundarias de la Casa Milà. Pero el arquitecto también diseñó un singular parqué de madera de roble y álamo destinado a los salones de las viviendas.
El parqué, también está basado en hexágonos, se divide en doce triángulos que alternan las dos maderas. Al unir los hexágonos y prolongar las divisiones radiales, se despliega un mosaico bicolor. Este parqué fue instalado en todas las estancias de la zona noble de los pisos de La Pedrera, y fue creado en el Taller Casas y Bardés.