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La Casa Milà es una de las obras más emblemáticas de Antoni Gaudí y un símbolo destacado del Modernismo catalán y de la arquitectura universal. Sin embargo, en su época, su singularidad no fue recibida con tanta admiración, y la Casa Milà se convirtió en el blanco de numerosas sátiras y caricaturas.

La sátira en la época de Gaudí

La sátira es una composición literaria, a menudo acompañada de un dibujo o viñeta, donde se crítica algún tema con intención moralizadora, como juego o simplemente con motivo de burla.

Cuando se construyó La Pedrera, entre 1906 y 1912, la sátira era una práctica bastante habitual en los diarios. Se encontraban en los periódicos, en revistas infantiles e incluso en revistas satíricas, que fueron muy populares en esa época.

La construcción de un edificio tan novedoso como La Pedrera no escapó de las críticas. Su singular estructura fue objeto de burla y escarnio público, siendo caricaturizada en diversas publicaciones satíricas entre 1909 y 1925.

La Casa Milà en las revistas satíricas

Entre 1909 y 1925, varias publicaciones satíricas de Barcelona se hicieron eco del impacto que causaba La Pedrera en la sociedad de la época.

De las primeras publicaciones que se conocen encontramos una viñeta de la revista ¡Cut-cut! en enero de 1909, donde observamos una madre y un hijo paseando ante La Pedrera y el hijo pregunta: “Mamá, ¿que también ha habido un terremoto aquí?". La alusión se refiere al aspecto de la fachada en plena construcción, que parece sacudida por un terremoto, como el que ocurrió en Sicilia un mes antes.

Una de las últimas publicaciones satíricas de la Casa Milà se publicó en la revista infantil En Patufet en mayo de 1925. En el diálogo de la viñeta se critican los balcones del edificio y la dificultad de colgar las telas ornamentales en días de fiesta. En el dibujo de uno de los balcones, observamos que éste está constituido por todo tipo de objetos, desde caracoles hasta cafeteras. Esta publicación es especialmente relevante porque es la primera vez en que se llama la casa por el nombre popular de La Pedrera, que inicialmente tuvo un sentido peyorativo y, con el tiempo, ha pasado a ser un símbolo de identidad para la Casa Milà.

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